De cara a la Copa de Europa de clubes, el lanzador de martillo del Playas de Castellón avisa que “el podio es una obligación para el equipo” y acepta la presión del ganador. “Tengo que conseguir los ocho puntos en mi prueba”. 

«No tengo ninguna duda de que se puede lograr. Claro que podemos ser campeones», explica Javier Cienfuegos, el atleta del Playas de Castellón de cara a la Copa de Europa de clubes que se celebrará en Castellón entre el 25 y el 26 de mayo. «Sé que vamos a estar ahí y que vamos a dar el 100/100. Jugamos en casa y llevamos muchos años arriba. Así que entiendo que, como mínimo, el podio es una obligación para nosotros». 

A partir de ahí, Cienfuegos sabe que «habrá pruebas que salgan bien y otras mal, porque esto siempre es así. Pero si la suerte no nos falla, y a veces la suerte depende de tan poco… Sin ir más lejos, el año pasado yo fui segundo, a 7 centímetros del primero que no es nada en un lanzamiento de 70 metros. La bola del martillo no mide ni esos 7 centímetros y si hubiera lanzado un poco más…, porque, al final, cada punto es importante. Es lo que te puede hacer al club primero o segundo. Y aquí lo que importa es el club, los puntos que cada atleta consiga para el club. Por eso yo lo tengo claro. Prefiero lanzar 70 metros y quedar primero a lanzar 76 y ser segundo». 

«Tengo esta fecha marcada en rojo en el calendario», insiste Javier Cienfuegos que, a los 28 años, participará por sexta vez en una Copa de Europa de clubes. «He hecho una temporada de invierno inmejorable. He logrado la mínima para el Mundial de Doha. He hecho récord de España (77,32) después de seis años. Desde 2013 no hacía marca y eso era mucho tiempo. La gente preguntaba y a tí mismo te parecía que te faltaba algo. Las marcas son necesarias para nosotros. De ahí que ahora me sienta tan optimista entre otras cosas porque quiero hacer caso a los libros que dicen que, en mi especialidad, la edad óptima es entre los 28 y los 32 años. Es verdad que empecé pronto a lanzar, a los 18, pero no es menos cierto que ahora me encuentro como nunca”. 

Cienfuegos ha bajado a 129 kilos este año, “respecto a los 135 a los que estaba acostumbrado lo que no sé si ha influido”, señala. “Pero cuando haces marcas, como estoy haciendo ahora, todo parece que está bien. Me siento casi como un ángel”, añade el atleta, que vive en Montijo (Badajoz) y que el 3 de marzo, “un día después de batir el récord de España”, fue padre por primera vez. “No le puedo pedir más a este año, porque no sólo es lo que estoy haciendo, sino como estoy entrenando. Desde hace dos años, cuando me operé de la hernia que tenía en la espalda, se me acabaron los dolores y esto es otra vida. Otra calidad de vida”, matiza. 

“Hasta entonces, yo pensaba que los dolores se debían al entrenamiento. Pero cuando vi que el dolor me pinchaba el nervio ciático y que me cogía toda la pierna… A partir de ahí vi que había que tomar una solución”, memoriza hoy Javier Cienfuegos, que compitió por primera vez con el Playas de Castellón en una Copa de Europa de clubes en 2009. “Así que diez años después no es mal momento para celebrarlo saliendo campeones”, insiste un hombre, “cuyo trabajo parece que se reduce a los 2 segundos que dura el lanzamiento. Pero no es así ni mucho menos. Mi trabajo es como un puzle en el que hay que encajar miles de piezas. Puedes hacer una cosa bien y otra mal. Al final, lo que marca la diferencia son los detalles en el que hay que equilibrar fuerza y técnica casi a un 50%. De lo contrario, no hay nada que hacer porque si tienes mucha fuerza y lanzas mal no hay nada que hacer. Por eso yo siempre digo que un atleta de halterofilia lanzaría muy poco con un martillo, y mira que ellos tienen fuerza… Pero todo es tan difícil en esto… Supongo que como en todos los trabajos”, sentencia.

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