A sus 53 años ha logrado cinco oros en marcha, tres individuales y dos por equipos en el Mundial máster de Málaga, después de un paréntesis de más de 20 años sin hacer atletismo. «Bragado me convenció un día hablando con él, ‘tienes que volver’, me dijo»
«No ha sido fácil porque no hay nada fácil en esta vida. Aún menos ganar cuando miras a tu alrededor y ves atletas que han venido hasta de Estados Unidos o de México», explica el atleta de Playas de Castellón, Miguel Ángel Carvajal que ha logrado cinco medallas de oro en el Mundial de Málaga de categoria de veteranos: dos por equipos y tres individuales en las pruebas de marcha, donde realizó 22’36» en la de 5 km; 47’31» en la de 10 km y 1h,39’53» en la de 20 km, «una marca esta última que sería mínima para el Campeonato de España absoluto lo que demuestra su dificultad».
Así lo explica nuestro atleta que, a los 53 años, vive «una segunda luna de miel en el atletismo. Se podría decir que sí», admite, «porque yo volví a los 49 años después de un paréntesis muy largo sin hacer nada. No era que no quisiese. Era que no podía. No me daba tiempo. No lo podía compatibilizar con mi trabajo y, desde los 25 o 26 años que lo dejé, estuve fuera». Una época «en la que no se trataba de que lo echase de menos, porque, al final, uno se acostumbra a todo y hasta te sientes cómodo con lo que haces. Recuerdo que llegué a pesar 13 kilos más», explica hoy, en un momento óptimo de su vida, en el que, sin embargo, no se deja engañar por los cinco oros del Mundial. «Mi vida va a seguir igual pero es evidente que la satisfacción no me la quita nadie. Las satisfacciones son importantes. Trabajamos para lograrlas. Entrenamos para saber cómo son y es evidente que hoy soy un hombre feliz».
Carvajal recuerda que volvió a la marcha debido a la crisis. «Yo soy autónomo y vi como descendía mi carga de trabajo». El tiempo le ofreció otras posibilidades, «entre otras razones porque mis hijos también empezaron a hacer atletismo». En un escenario así, Carvajal ya no tuvo escapatoria. «Siempre he tenido trato con García Bragado», añade. «Cuando él empezaba a destacar en la marcha, yo me iba. El caso es que recuerdo un día hablando con Bragado que me dijo: ‘Miguel Ángel, lo normal es que vuelvas si ahora tienes tiempo». Carvajal aceptó esa propuesta y la encajó en su nueva vida que hoy respira a golpe de medalla. «Yo siempre fui atleta. De hecho, empecé a entrenar a los 12 años y luego llegué a ser subcampeón de España de marcha e internacional absoluto. Pero no vivía de esto, trabajaba de autónomo. Tenía muchas exigencias y hay cosas en la vida que no se pueden elegir», explica Miguel Ángel Carvajal, que rememora sus inicios en este deporte.
«Yo empecé a entrenar con Pepe Ortuño y no destacaba en nada. Entonces un día me instó a que probase con la marcha y resulta que se me daba bien». Desde entonces, su biografía deportiva habla por él. «Uno nunca piensa en ganar, sino en competir, en acabar las pruebas y en estar ahí, porque esa es la idea que se persigue en los entrenamientos. Pero uno no se puede obsesionar con ganar porque también existe la posibilidad de no lograrlo», insiste el atleta del Playas de Castellón, el líder de una familia absolutamente comprometida con este deporte. «Mi mujer está federada y hace pruebas de cross y de mediofondo, mientras que mis dos hijos, uno ya en edad universitaria, se dedican a la pértiga».
Hoy, su padre, Miguel Ángel Carvajal, no sólo es un orgullo para nuestro club, Playas de Castellón. También es una prueba de que la edad no nos incapacita para ganar medallas «si uno entiende lo que significa la edad», justifica él. «A mí me gustaría entrenar más, pero a una edad como la mía hay algo quizá más importante que entrenar: recuperar». De ahí que Carvajal haya encontrado la receta que, al menos, él necesita. «Yo nunca hago más de seis días a la semana y no paso de las dos horas», añade él, el mismo hombre que ya está pensando en el Mundial de pista cubierta de Polonia. «Hay una prueba de marcha de 3.000 en pista y otra de 10.000 en ruta. Quiero correr las dos».