A los 25 años, después de dos años con una pulbalgia, Ureña vuelve a estar entre los mejores. «Una pulbalgia es una lesión muy cabezota», recuerda. 

«No presto atención a las lesiones. Me he convencido de que lo puedo lograr. Es difícil pero no imposible», justifica el atleta del Playas de Castellón, Jorge Ureña, que acaba de lograr la mejor marca mundial de la temporada en heptatlhón con 5.979 puntos. «Es evidente que parto de un buen nivel. Eso me ayuda a olvidarme de los dolores porque si uno piensa demasiado en lo que le duele no está donde debe estar. De ahí no se saca ningún beneficio. Lo único que vas a conseguir es ir a peor. Por eso yo intento desmarcarme de los dolores no pensando en ellos. No conozco otra forma de controlarlos. Sin ir más lejos, el otro día noté un pinchazo en el calentamiento. Pero no le di importancia y en la competición no noté nada». 

Jorge Ureña viene de dos años muy difíciles debido a una pulbalgia «que el primer año fue en la pierna derecha y el segundo en la izquierda. De hecho, en esta pierna todavía arrastro molestias, pero lo importante es que por ahora me deja hacer de todo. Por eso tengo la sensación de que este año voy a poder volver a dar lo que yo mismo espero de mí. La prueba es que he empezado a entrenar tarde y las marcas están saliendo. Eso te hace crecer y olvidarte de los dolores». 

Su objetivo más próximo figura en el mes de marzo en el Europeo de pista cubierta de Glasgow, donde espera «repetir la medalla de hace dos años en el de Belgrado». Pero tampoco quiere supeditarse a un objetivo, «porque yo siempre digo que lo importante es estar. A partir de ahí, el límite entre lo que puedes hacer y lo que no está en las lesiones. Por eso quiero ser muy prudente. Una pulbalgia no es como una rotura en la que paras un tiempo y te recuperas. Sin embargo, la pulbalgia es una lesión muy cabezota. De repente, te deja o no te deja hacer. Nunca sabes si estás recuperado del todo. Por eso tengo que estar muy pendiente del protocolo: trabajar mucho los abductores, estabilizar bien la cadera, no perdonar ni un solo ejercicio… No me puedo saltar nada, en definitiva». 

Ureña realiza «una media de dos horas diarias de gimnasio lo que no sé si es mucho o es poco. Pero sí sé que es lo que tengo que hacer para que todo se sienta más estable». A los 25 años, ha entendido que no tiene tiempo que perder. «Soy joven pero los años pasan muy rápido», justifica el atleta del Playas de Castellón, «donde me hacen la vida fácil» lo que ha ayudado para que en este inicio de temporada vuelva a estar ahí. A finales del mes de enero, espera superar la barrera de los 6.000 puntos en Cardiff y clasificarse automáticamente para el Europeo de Glasgow de pista cubierta. «Si no tengo dolores, quiero pensar que todo es posible», insiste. 

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